Sunday, October 20, 2019

La Casa de los Demonios (The Final Wish)



Síntomas: Cuando fallece su padre, el joven abogado Aaron Hammond (Michael Welch) regresa a su pueblo para ayudar a su madre Kate (Lin Shaye) con los trámites funerarios; pero descubre secretos familiares que tendrán graves consecuencias para todos.

Diagnóstico: Uno de los mejores atributos que puede tener una película de terror (en mi humilde opinión) es un argumento interesante por derecho propio, incluso ANTES de que empiecen los fenómenos sobrenaturales, o los asesinatos, o los zombies, o lo que sea.
Por eso sentí tenue optimismo durante el primer acto de La Casa de los Demonios, donde se establece una clásica historia del "hijo pródigo" regresando a su pueblo natal para enfrentar el pasado que creía haber superado. No es nada nuevo, pero el director Timothy Woodward Jr. y el guionista Jeffrey Reddick (Final Destination) crean situaciones realistas que expresan las complicadas dinámicas de una comunidad rural donde todos se conocen, y los resentimientos jamás se olvidan. Entonces se revelan los elementos de terror... y ahí fue donde La Casa de los Demonios se empezó a derrumbar.
La premisa no es mala: una reliquia arqueológica cumple deseos, y Aaron los utiliza (inicialmente por accidente) para mejorar su vida; pero todo tiene un precio, y eventualmente el joven descubre las fatales consecuencias de su "buena" fortuna. El problema es que el libreto arroja todo tipo de clichés para "asustar" al espectador, y abandona todo aquello que estaba funcionando al principio. El resultado es un insípido desfile de figuras siniestras en la oscuridad; puertas que se abren solas; y el obligatorio "perro víctima" para demostrar que el peligro es real.
Para colmo, las actuaciones empeoran conforme avanza la película. Y no solo me refiero a los actores jóvenes (como Melissa Bolona, cuya gran escena dramática al final me hizo reír), sino a veteranos como la gran Lin Shaye, quien transmite con intensa emoción el dolor de Kate, para luego exagerar sin control cuando llega el horror en forma. Solo puedo culpar al director por esas incongruentes variaciones de tono, así como el deterioro de un sólido melodrama familiar que termina como caricatura con terribles actuaciones, arbitrarias muertes, y un "twist" sin sentido alguno. ¿Todo fue un sueño? ¿Se les borró la memoria? ¿O los productores exigieron un final inesperado que desafía toda lógica, simplemente porque "el público lo espera"?
Para ser justos, La Casa de los Demonios (estrictamente hablando no hay demonios, sino un "djinn" de la mitología islámica) tiene muchos aciertos técnicos y artísticos que, sin embargo, no logran compensar su ineptitud narrativa. El director de fotografía Pablo Díez retrata con sorprendente belleza la campiña californiana, y baña los interiores con atractivas luces de colores para evitar la monotonía del estilo frío y deslavado que es tan popular en el horror independiente. Además de Lin Shaye, el reparto incluye íconos del género como Spencer Locke y Tony Todd, cuya profunda voz presta un poco de credibilidad a los monólogos sobre mitos mesopotámicos, arqueólogos enloquecidos, y "el balance del universo". Finalmente, La Casa de los Demonios derrama poca sangre, pero cuenta con una interesante criatura diseñada por Vincent Guastini... así que al menos la cinta cumple con los parámetros visuales del "horror". Lástima que la historia se arruina cuando empezaba a ponerse interesante. Un buen comienzo rara vez redime un terrible final.
Calificación: 5

IMDb

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