Síntomas: Jacob (George MacKay) piensa que es un lobo, y sus padres lo internan en la clínica del Dr. Mann (Paddy Considine), especialista en el tratamiento de "disforia trans-especie". Pero algunos pacientes opinan que no hay nada que curar, porque no están enfermos.
Diagnóstico: Pensé que Wolf sería una cinta de "horror realista" en el estilo de Martin o The Transfiguration, donde un individuo enfermo tiene la fantasía de ser una criatura mitológica (como hombre lobo o vampiro); sin embargo Wolf resultó ser un sensible melodrama sobre "disforia trans-especie", también conocida como "Otherkin", una condición real que consiste en adoptar obsesivamente el comportamiento de un animal. En el caso de Jacob (George MacKay) el animal es un lobo; pero la clínica también tiene pacientes que se creen caballos, pericos, ardillas, perros y patos. Entonces Jacob conoce a Cecile (Lily-Rose Depp), una enigmática joven que se comporta como un gato salvaje, y comienza una extraña relación que podría salvarlos... o atraparlos para siempre en sus identidades alternativas.
La directora y guionista Nathalie Biancheri nos presenta una historia lógica en su forma, pero ambigua en su mensaje. La terapia de Jacob intenta restaurar la conexión con su propia humanidad; pero los métodos cada vez más brutales del Dr. Mann (Paddy Considine) nos hacen cuestionar si el regreso a la "normalidad" justifica esos extremos de crueldad, o si sería mejor dejar que los pacientes vivan sus fantasías en paz, porque solo así serán felices.
Es una pregunta muy complicada que provoca comparaciones con las "terapias de conversión" diseñadas para "curar" la homosexualidad; pero la disforia puede presentar peligros reales para los pacientes y sus familias. ¿Dónde termina la identidad personal y empieza el orden social? A lo largo de Wolf la directora examina ambos lados del problema, dejando muchas respuestas en el aire para que el espectador saque sus propias conclusiones. Fue una decisión admirable por atreverse a desafiar nuestro concepto de la humanidad; pero también es frustrante por negarse a dibujar la línea entre un simple capricho y una enfermedad mental.
Como sea, terminé admirando la capacidad de Wolf para usar situaciones absurdas como inspiración de reflexiones más profundas sobre libertad individual, aludiendo a los debates que encontramos diariamente en los medios de comunicación sobre todo aquello que divide a la sociedad (como el uso del cubrebocas o el movimiento anti-vacunas, por mencionar dos temas de moda).
Como dije, cada quién encontrará algo distinto en Wolf, lo cual significa que cumplió su misión como arte cinematográfico. Y, en mi opinión, también funciona como un thriller psicológico con toques de humor absurdista, respaldado por excelentes actuaciones (mención especial para Fionn O'Shea como un "pastor alemán", y Lola Petticrew como una "cotorra"), gélida cinematografía, y un sardónico diseño de producción que transforma una clínica psiquiátrica en un zoológico literal y metafórico donde las cosas no son lo que parecen. O tal vez son exactamente lo que parecen, y así deberíamos dejarlas.
Calificación: 8
No comments:
Post a Comment