Síntomas: Durante el décimo torneo de Los Juegos del Hambre, el joven Coriolanus Snow (Tom Blyth) es elegido como mentor de la "tributo" Lucy Gray Baird (Rachel Zegler), y aprende algunas duras lecciones sobre responsabilidad personal y la corrupción del poder.
Diagnóstico: En verdad lo intenté. A pesar de mi antipatía por The Hunger Games (me refiero a las películas; nunca leí los libros ni me interesa hacerlo, y por lo tanto mi evaluación será exclusivamente sobre la experiencia cinematográfica), hice un genuino esfuerzo por ver Los Juegos del Hambre: Balada de Pájaros Cantores y Serpientes con la mente abierta y sin tratar de compararla con la saga de Katniss Everdeen. Solo una nueva aventura en el distópico mundo de "Panem", donde la represión política y la arrogancia de la élite económica condujo a la sanguinaria competencia entre distritos. Desafortunadamente esa actitud neutral no me ayudó a disfrutar la película.
La trama de Los Juegos del Hambre: Balada de Pájaros Cantores y Serpientes se ubica sesenta años antes de los eventos retratados en The Hunger Games y sus secuelas, y se enfoca en la juventud de Coriolanus Snow (Tom Blyth), el personaje interpretado por Donald Sutherland en aquellas películas.
Sin embargo, al principio de Los Juegos del Hambre: Balada de Pájaros Cantores y Serpientes, Coriolanus es un ambicioso joven que quiere restaurar la gloria de su aristocrática familia, venida a menos desde la muerte de su padre. Entonces Coriolanus es elegido como "mentor" de Lucy Gray Baird (Rachel Zegler), competidora (o "tributo") en Los Juegos del Hambre que se volvió popular por sus canciones de protesta (el metafórico "pájaro cantor" del título). Y, desde luego, durante el entrenamiento Lucy y Coriolanus desarrollan una relación que podría cambiar el futuro de Panem (sigo sin entender si es el futuro de la Tierra, u otro planeta, o un "typo" que la autora Suzanne Collins olvidó corregir).
Pero... ¡un momento! Los Juegos del Hambre solo ocupan la mitad de la película, reservando el resto para más romance, más canciones, y más intriga donde Nada Es Lo Que Parece©, excepto que todo ocurre exactamente como esperamos, desde las "sorpresivas" muertes de personajes secundarios, hasta los "deus ex machina" que el director Francis Lawrence (Red Sparrow, The Hunger Games: Catching Fire) utiliza para generar melodrama sin esforzarse demasiado. Y ahí es donde intervienen las serpientes literales del título. No diré más.
Hablando de serpientes, el reparto joven se siente tan insulso como el libreto; y por el lado de los villanos tenemos desorbitadas actuaciones de Viola Davis como Volumnia Gaul, manipuladora sin escrúpulos; el gran Peter Dinklage como Casca Highbottom, arquitecto de los Juegos del Hambre; y Jason Schwartzman como Lucky Flickerman, el odioso Maestro de Ceremonias. Al menos ellos se divirtieron con esta inexplicable precuela (¿realmente alguien quería conocer el origen del villano?)
Por el lado positivo... podría mencionar los valores técnicos, pero me costó trabajo apreciar los efectos, música y cinematografía en un contexto tan flojo y desangelado. Las películas de The Hunger Games tenían el arma secreta de Jennifer Lawrence; pero Los Juegos del Hambre: Balada de Pájaros Cantores y Serpientes nos obliga a pasar casi tres horas con personajes planos y conflicto sin emoción. Afortunadamente los fans del libro parecen estar contentos con la película, lo cual me alegra. Pero en lo personal creo que hice mi última visita al reino de Panem; prefiero distopias que no me pongan a dormir.
Calificación: 6 (solo por la voz de Rachel Zegler)
Hola Pablo. Deberías ver "Señora influencer" ahora que está en el cine.
ReplyDeleteAsí es, es una película brutal
DeletePablo, ¿por que no hiciste reseña de Killers of the Flower Moon?
ReplyDeleteTe mando un abrazo y que estés muy bien!