Síntomas: Meredith Tanning (Sarah Lind) se dispone a pasar unos días en la casa de campo de su amigo Bruce Ernst (Josh Ruben), sin saber que se trata de un asesino serial en busca de una nueva víctima. Y eso no lo más extraño que ocurrirá en la casa.
Diagnóstico: A riesgo de enfurecer a los puristas del "giallo" italiano, diré que prefiero las imitaciones modernas del género en vez de los originales europeos del siglo veinte. Con muy pocas excepciones, el cine giallo me parece confuso, lento y explotativo (¡y lo digo como fan de la explotación!), como una mala tangente de los "slashers" norteamericanos que intentaban ganar legitimidad comercial con un barniz pseudo-artístico para disfrazar sus sórdidos argumentos de sexo y violencia. Habiendo dicho eso... me gusta mucho el estilo visual del cine "giallo", y por eso prefiero los "homenajes" modernos que adoptan el mismo lenguaje cinematográfico, pero con historias más ingeniosas e interesantes, acercándose a la controversial clasificación del "horror elevado" para satisfacer no solo a nivel visceral, sino intelectual. Algunos ejemplos de este movimiento son The Editor, Piercing, y The Strange Color of Your Body's Tears. Y ahora el director Travis Stevens nos ofrece el sobresaliente "neo-giallo" A Wounded Fawn, un indescriptible thriller surrealista inspirado por la mitología griega, pero con firmes bases en el presente que se expresan con el delicioso sabor "retro" del cine setentero.
A Wounded Fawn empieza con la más reciente "aventura" del asesino Bruce Ernst (Josh Ruben), cuya obsesión con la cultura griega forma parte integral de su "modus operandi". Entonces conocemos a Meredith Tanning (Sarah Lind), curadora de un museo que recientemente escapó de una relación abusiva; y, para reconstruir su vida social, acepta pasar un fin de semana con un nuevo pretendiente, sin saber el peligro que le espera.
Hasta ahí A Wounded Fawn se comporta como cualquier relato de asesinos seriales; pero cuando Bruce y Meredith llegan a la remota casa de campo, empiezan a ocurrir fenómenos que nos hacen cuestionar nuestra percepción, la intención de los personajes, y eventualmente la realidad misma. El simbolismo griego es un poco confuso, pero afortunadamente los comics de The Sandman me dieron suficientes bases para interpretar las bizarras digresiones mitológicas que borran la línea entre arte y horror. Y, bueno, las cosas se complican progresivamente hasta que no sabemos exactamente qué creer... y ahí es donde brilla la creatividad de la cinta, construyendo hipnóticas secuencias de grotesca belleza (inspiradas parcialmente por la obra de la pintora mexicana Leonora Carrington) que podrían ser genuinas manifestaciones sobrenaturales, los rituales de un culto secreto, o las alucinaciones de una mente enferma... pero, ¿la mente de quién?
El lado negativo de estos desplantes es que A Wounded Fawn es demasiado abstracta para cumplir los parámetros de un thriller convencional con líneas morales bien definidas y sucesiones lógicas de causas y consecuencias. Pero, como Travis Stevens insinuó en su previa cinta, Jakob's Wife, su interés no es cumplir las expectativas del público, sino explorar nuevos aspectos de historias clásicas... ya sea un simple "whodonit", o una leyenda griega. Por cierto, las historias de Sandman que me ayudaron a entender la película fueron "The Song of Orpheus" y "The Kindly Ones". Espero que eso aclare un poco las cosas.
Calificación: 8
Sinceramente la nueva versión de suspiria me gusta más que la original de Argento.
ReplyDeleteFeliz navidad, Pablo!
Arturo Pelayo
Arturo Pelayo: ¡Igual! Los "giallos" de Dario Argento son los únicos que tolero en general, pero aun así reconozco sus tropiezos narrativos. La única excepcion es Phenomena, aunque no sé si encaja en esa clasificación. Muchos saludos y felicidades!
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