Síntomas: Durante una gira de su banda de heavy metal, el baterista Ruben Stone (Riz Ahmed) empieza a perder el oído, y su vida se desmorona.
Diagnóstico: Como fan del rock pesado desde la adolescencia, y como baterista frustrado, me interesó de inmediato la premisa de Sound of Metal. Sin embargo descubrí que la ocupación del protagonista y el estilo musical que interpreta son prácticamente irrelevantes para la película. En otras palabras: no hay mucho "metal" en Sound of Metal, excepto por un par de canciones al principio (que ni siquiera me gustaron). Por otro lado, es el perfecto contexto dramático para establecer la desesperación de Ruben frente al deterioro auditivo que podría destruir su carrera... y tal vez su vida.
Entonces, Sound of Metal no es la historia de un "headbanger" inspirado por el rock para superar su enfermedad, sino la de un ex-adicto temeroso de perder la nueva vida que tanto trabajo le costó forjar. El director Darius Marder y su co-guionista Derek Cianfrance (más conocido como director de cintas como Blue Valentine y The Light Between Oceans) ocultan información importante en escenas aparentemente triviales, confiando en que el espectador deducirá el auténtico mensaje de Sound of Metal; y no es necesariamente el mensaje que esperamos.. lo cual también describe el arco dramático de Ruben.
No sé por qué Hollywood tardó tanto tiempo en darle un papel estelar a Riz Ahmed. Claro, ya había demostrado su talento en la mini-serie televisiva The Night Of, pero en el cine solo recibía papeles secundarios que casi siempre dependían de su etnicidad. Afortunadamente Sound of Metal demuestra que Ahmed tiene "madera" de estrella, atrapándonos desde la primera escena en las reacciones de Ruben, su conflicto con el pasado, y su compromiso con un futuro que podría esfumarse por culpa de su condición. Su angustia es palpable, y aunque Ruben no es una persona abierta ni elocuente, podemos ver en su rostro todo aquello que no quiere, o no sabe expresar. La última escena de la película es simplemente brillante, y todo es gracias al desempeño de Ahmed.
Olivia Cooke (Thoroughbreds) interpreta a Lou, la novia de Ruben con sus propios demonios mentales que solo puede aplacar con el caos de la música. Su trabajo es bueno, pero se siente un poco desperdiciada en un papel relativamente corto que no aprovecha el inmenso talento de esta actriz; aunque desde luego entiendo que Marder prefiere enfocarse en las vivencias de Ruben, y evitar distracciones románticas. También destaca Paul Raci como Joe, el director de una modesta organización de ayuda para individuos con problemas del oído. Joe no ofrece el tipo de ayuda que Ruben quiere... pero definitivamente es la que necesita.
Finalmente merece mención el diseño de sonido de Nicolas Becker que nos sumerge en una etérea atmósfera de ecos distantes y voces incomprensibles. Es una estrategia simple, pero muy efectiva para comprender las consecuencias de perder un componente tan importante de nuestro espectro sensorial.
En conclusión, reitero que Sound of Metal no es una película "heavy" en el aspecto musical, pero sí en los temas que aborda y las revelaciones que inspira sobre la condición humana y la engañosa dependencia de nuestros sentidos como parte integral de nuestro carácter. Creo que Sound of Metal ejemplifica una nueva corriente del drama cinematográfico que ya dejó atrás las tragedias prefabricadas de antaño (por ejemplo, todos aquellos romances juveniles sobre adolescentes enfermos) para explorar situaciones más complejas, con una perspectiva madura e introspectiva que no necesita manipular al público para obtener una respuesta emocional. Ya no quieren hacernos llorar al final de la película, sino ponernos a pensar al día siguiente.
Calificación: 8.5
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