Síntomas: Varios terroristas secuestran un vuelo de Berlín a Nueva York; pero uno de los pasajeros no es lo que aparenta.
Diagnóstico: Ya habíamos visto variaciones de "Die Hard en un avión" (Passenger 57 es la más famosa, supongo), pero nunca con un componente sobrenatural tan exótico como el que utiliza Blood Red Sky. Por el lado positivo, esto añade un ingrediente impredecible en una receta bastante familiar, creando nuevas alternativas de violencia, intriga y destrucción; por el lado negativo, esta dualidad provoca ocasionales tropiezos entre las partes incompatibles de sus temas. Aun así, el sobresaliente trabajo del elenco y la dirección de Peter Thorwarth elevan esta producción alemana y ameritan una recomendación como un híbrido imperfecto, pero bastante divertido.
Antes de abordar el avión que los llevará de Berlín a Nueva York, podemos ver que Nadja (Peri Baumeister) tiene graves problemas médicos, pues viaja con muchos medicamentos, y sufre bastante dolor cuando se inyecta en el baño de la terminal. Mientras tanto, su pequeño hijo Elias (Carl Koch) hace amistad con Farid (Kais Setti), otro pasajero del mismo vuelo que parece gentil... aunque despierta las sospechas de Nadja. Entonces despega el avión, y varios individuos se preparan para secuestrarlo; pero no contaban con el pasajero que oculta un terrible secreto (no, no es Wesley Snipes).
Además de la sangre y suspenso que genera esta volátil fusión de ideas, Blood Red Sky también explora los factores psicológicos del conflicto. Nadja y Elias tienen una dinámica muy especial, pues la madre hará cualquier cosa para proteger a su hijo; pero el niño también cuida a su madre de amenazas más abstractas, como su propio temperamento y las reacciones de los demás... que generalmente es terror.
Y, aunque los villanos son más superficiales, el libreto de Stefan Holtz les asigna suficiente personalidad para expresar la mutua desconfianza entre individuos con razones muy distintas para secuestrar un avión: algunos quieren dinero; otros apoyan una causa religiosa... y uno es un psicópata que simplemente disfruta el sufrimiento de los demás. El comportamiento de los terroristas parece previsible, pero Thorwarth y Holtz emplean acertadas tácticas para confundir nuestras expectativas y mantenernos en tensión, incluso cuando parece obvio hacia dónde se dirige la película.
Lo que no me gustó de Blood Red Sky fue el uso excesivo de "flashbacks" para explicar la condición de Nadja. El misterio queda bien establecido desde el primer acto gracias a la actuación de Peri Baumeister y la eficaz dirección de Thorwarth (por cierto, no voy a mencionar cuál es la "enfermedad" de Nadja, aunque todas las imágenes en Netflix lo revelan desde antes de iniciar la película), lo cual hace superfluas las escenas del pasado, y además inflan la película hasta rebasar dos horas de duración. Y mi entusiasmo también se enfrió con las escenas de los perros en el compartimiento de equipaje; aunque en esta ocasión reconozco que fueron piezas clave de la historia, y no solo "víctimas tempranas para mostrar que las cosas van en serio", como ocurre en tantas otras cintas de terror.
Hablando de piezas clave, también destaca el niño Carl Koch en el papel de Elias, robándose todas las escenas con su avispada precocidad que nunca se vuelve antipática. Y también me gustó el trabajo de Alexander Scheer como "Eightball", el psicópata con una mente tan desequilibrada que no tiene problema alguno aceptando la descabellada realidad a bordo del avión, lo cual le da ventaja sobre sus cómplices más "racionales".
En resumen, Blood Red Sky me pareció un ingenioso thriller afligido por las dificultades inherentes de mezclar fantasía con acción semi-realista en un escenario tan inusual. Pero su adecuado manejo del suspenso e inteligentes soluciones a problemas imposibles capturaron mi atención, y podría recomendar Blood Red Sky siempre y cuando no la tomemos muy en serio. Además, el director encontró el ingrediente perfecto para sazonar cualquier imitación de Die Hard, y me gustaría ver nuevas interpretaciones de esta innovadora receta. ¿Tal vez "Die Hard en un barco con elementos lovacraftianos"? Ojalá Wesley Snipes esté disponible.
Calificación: 8
Hola Pablo, tampoco me gustó tanto flashback. En algunas partes, en escenas que deben ser de super-suspenso-con-las-manos-en-la-cara, sabes que x personaje saldrá de esa, porque ya lo vimos más adelante en la historia. Habiendo dicho lo anterior, solo hubiera puesto a Samuel L. Jackson como Farid, aunque supongo que "what the hell are you, m*fckr? " No suena bien en alemán...
ReplyDeleteSaludos,
Enrique López: En efecto, esa costumbre de empezar las películas por el final se está volviendo muy popular, pero tiene la consecuencia que mencionas: elimina el suspenso cuando ya sabemos quiénes sobrevivirán hasta al final. En cuanto a Snakes on a Plane, pues sí, hay una cierta similitud, pero creo que Blood Red Sky logró distanciarse de aquella obra "clásica" gracias a sus virtudes propias. Por otro lado, Samuel L. Jackson ciertamente mejora cualquier película ;-) Muchos saludos y gracias por compartir tu comentario!
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