Síntomas: Durante el apogeo del video casero en los ochentas, Enid Baines (Niamh Algar) trabaja en el Ministerio de Cultura Británico, censurando películas de terror y prohibiendo la distribución de las obras más extremas. Entonces llega a su oficina una película que podría estar relacionada con una tragedia en su pasado, y empieza a borrarse la línea entre ficción y realidad.
Diagnóstico: En los ochentas les llamaban "video nasties" a las películas de terror prohibidas en Inglaterra por usar excesiva sangre o violencia... aunque eso solo incrementó el interés de los fans, y creó un próspero mercado negro de copias en VHS importadas de otros países.
Y ahora la cinta Censor examina ese fenómeno desde el punto de vista de Enid Baines (Niamh Algar), una "censora" que analiza las películas más sangrientas para editar escenas explícitas, o simplemente prohibir su distribución comercial.
Tan solo con esa premisa Censor hubiera sido una fascinante lección de historia sobre la censura bajo el gobierno de Margaret Thatcher, los criterios oficiales que determinan el contenido "ofensivo", y las consecuencias que sufren los censores por pasar tanto tiempo viendo películas de terror para "proteger a la sociedad".
Sin embargo la directora Prano Bailey-Bond (haciendo un impresionante debut en largometrajes) decidió llegar más lejos, utilizando el proceso burocrático como marco de un thriller con múltiples niveles psicológicos que quizás fue demasiado ambicioso para la modesta ejecución de Censor; pero al mismo tiempo la convierte en una audaz reflexión sobre identidad, libertad de expresión, y el eterno debate sobre el cine violento como inspiración de crímenes reales. Son muchas cosas para una cinta tan breve (1 hora 24 minutos); y por eso algunos de sus mejores elementos desaparecen cuando la trama se enfoca en la crisis personal de Enid, provocada por su trágico pasado.
Y ahí es donde empieza el horror. La película (ficticia) "Don't Go in the Church" llega a la oficina de Enid y despierta recuerdos dolorosos, pero también inspira la esperanza de redimir antiguos errores y encontrar respuestas a un misterio que la atormenta desde niña. Sin embargo, la fijación de Enid con esa película (y con su enigmático director) altera su percepción y borra la línea entre realidad y fantasía.
La actriz Niamh Algar interpreta con gran realismo la transformación de Enid conforme la devora su obsesión y empieza a perder objetividad profesional. Es un papel difícil por las caóticas emociones que impulsan a Enid, pero Algar se mantiene fiel al carácter del personaje hasta en las más descabelladas situaciones.
La dirección de Prano Bailey-Bond incluye ingeniosos trucos visuales para mezclar la realidad de Enid con las grotescas películas que analiza en su trabajo; y, aunque Censor utiliza ocasionalmente la estética "retro" del video VHS, la cinta se filmó en película Kodak para obtener la genuina textura del horror ochentero.
Por el lado negativo, la fusión de temas tan variados no siempre es congruente; y, como dije, Bailey-Bond abandona varias sub-tramas que ofrecían bastante potencial (como el escándalo mediático por un terrible asesinato). Sin embargo Censor funciona mejor como un intenso estudio de carácter ubicado en un contexto cultural pocas veces explorado en este género, pero siempre relevante para devotos del horror (como yo) que estén interesados en la nebulosa conjunción de arte y comercio, ya de por sí problemática, y más complicada aún cuando interviene el gobierno. Igual que todo en la vida.
Calificación: 8.5
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