Síntomas: Nikita (Ivan Kotik) y su equipo de mercenarios son contratados para infiltrarse en una fábrica de vodka y neutralizar al personal de seguridad; pero la situación es más complicada de lo que parece.
Diagnóstico: Bueno, al menos lo admiten desde el título mismo: Russian Raid es una imitación rusa de la legendaria cinta indonesia The Raid... pero no es una simple copia.
Esto significa que, en efecto, Russian Raid utiliza una premisa similar a The Raid: el ataque organizado de un edificio lleno de enemigos, donde uno de los combatientes tiene un propósito secreto que podría descarrilar la misión. Sin embargo, el "sabor" cultural de Russian Raid, el flujo de la historia, y hasta la ejecución de la violencia son muy distintos gracias a la sensibilidad eminentemente rusa del director Denis Kryuchkov, quien no se conformó con reciclar los ingredientes de The Raid, sino que los adaptó al contexto sociopolítico de su país. Y aunque el resultado fue inferior a la virtuosa cinta original, Russian Raid me pareció recomendable por todas esas diferencias que le dan una identidad propia, y que además capturan la evolución de una nación atrapada entre su ideología moderna y los vestigios de la era soviética.
Varios personajes de Russian Raid dicen cosas como "Ya no estamos en los noventas", o "Ya no se hacen las cosas como en los noventas", aludiendo al período de transición entre el comunismo y el incipiente capitalismo que dio origen a un sistema oligárquico infestado de crimen y corrupción. Russian Raid desde luego se enfoca en la acción de principio a fin; pero esos pequeños detalles generan el drama necesario para atraparnos en la cruzada personal de Nikita, al mismo tiempo que nos explican el conflicto entre el director de la fábrica (Igor Staroseltsev), y su rival comercial (Ilia Antonenko), quien no es un desalmado líder criminal, sino un inofensivo administrador de empresas (baste decir que el equipo de mercenarios incluye una notaria pública y una secretaria).
Los personajes mismos también reflejan los cambios en la sociedad rusa. El protagonista de Russian Raid es Nikita (Ivan Kotik), un ex-militar serio y disciplinado que quiere cumplir su misión con mínima violencia y sin lastimar a sus oponentes. Por el contrario, su equipo de mercenarios (que Nikita no eligió) son "hooligans" arrogantes e impulsivos que solo quieren divertirse y desahogar su resentimiento contra cualquier figura de autoridad... incluyendo a Nikita.
Sin embargo, todos estos pormenores narrativos pueden ignorarse para disfrutar las fantásticas peleas de Russian Raid, filmadas en un estilo claro y contundente que nos permite apreciar el uso del "systema", la disciplina marcial rusa creada para agentes del Spetsnaz y la KGB. El director de fotografía Alexey Sedov aprovecha las escuálidas locaciones industriales para incrementar el realismo de la cinta; y la música de Igor Gotsmanov nos mantiene en constante tensión, con ocasionales interludios de rap como "comic relief".
Conviene reiterar que Russian Raid no es tan buena como The Raid; pero puede disfrutarse en sus propios términos como un sólido thriller con excelente acción, adecuadas actuaciones, y un subtexto político sutil, pero valioso para definir la personalidad de la película. Y, por cierto... Russian Raid también tiene toques de Die Hard, lo cual podría aprovecharse en una secuela, y continuar las imitaciones rusas que casi se sienten nuevas por su entusiasmo y convicción. Ya no estamos en los noventas... pero la década sigue viva como inspiración del cine moderno.
Calificación: 8
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