Friday, April 12, 2019
Nacido Para Ser Rey (The Kid Who Would Be King)
Síntomas: Para esconderse de los "bullies" que lo persiguen, el niño Alexander Elliot (Louis Ashbourne Serkis) se introduce a un edificio en demolición, y descubre una espada clavada en una piedra... exactamente como en las leyendas del Rey Arturo. Mientras tanto, en el inframundo, la hechicera Morgana (Rebecca Ferguson) planea su ascenso a la superficie para esclavizar al reino que la repudió siglos atrás.
Diagnóstico: No sé por qué Joe Cornish tardó ocho años en realizar otra película después de Attack the Block (2011), su brillante debut como director. Pero, cualquiera que haya sido la razón, quizás debió esperar un poco más para limar las asperezas de Nacido Para Ser Rey, la cual podría haber sido una clásica película familiar, en vez de quedarse como una agradable distracción con grandes ideas y noble corazón.
En realidad Nacido Para Ser Rey me gustó bastante, y por eso resentí los esporádicos tropiezos que restaron dinamismo y credibilidad a una deliciosa fantasía juvenil que traslada los mitos arturianos a la época actual, destilando sus componentes básicos para ofrecer válidas lecciones de vida con una sensibilidad moderna... pero no demasiado moderna.
Por otro lado, ya sé que "fantasía" y "credibilidad" no son términos habitualmente compatibles; sin embargo Nacido Para Ser Rey demuestra cómo una "realidad" imperfecta puede arruinarnos la ilusión con reglas arbitrarias que hacen la vida más fácil para el director/escritor.
Que quede claro: las partes inverosímiles de Nacido Para Ser Rey no son las que nos muestran a un niño descubriendo la legendaria espada Excalibur en un edificio de Londres, ni al mago Merlín con una playera de Led Zeppelin, ni a Morgana le Fay controlando esqueletos guerreros para conquistar Inglaterra.
No, las partes inverosímiles consisten en pequeñas trampas y afectaciones diseñadas para "engrasar los engranes" del drama y evitar preguntas incómodas. Por ejemplo, el asunto de la gente que desaparece mágicamente para que no haya testigos de los ataques sobrenaturales; o las limitaciones de los poderes mágicos para complicar la misión de Alexander; o, inversamente, el contradictorio uso de magia para facilitar la colaboración de ciertos personajes, pero no de otros. Pequeñas inconsistencias que se volvieron muy notorias cuando más me estaba divirtiendo; y si bien no son fallas fatales, tampoco son fáciles de ignorar.
Regresando a lo positivo, mencionaré el carismático desempeño del reparto infantil, encabezado por Louis Ashbourne Serkis (sí, es el hijo de Andy Serkis) como Alexander Elliot, práctico e inteligente, pero con la inocencia infantil que le permite aceptar de inmediato la presencia de la espada Excalibur, y las descabelladas explicaciones de un joven que dice ser el mago Merlín (Angus Imrie)(sí, es el hijo de Celia Imrie), aunque parece un fugitivo del hospital psiquiátrico. En el papel de Bedders, Dean Chaumoo apoya a Alexander, pero también funciona como voz de la razón cuando las cosas se ponen peligrosas; y Rebecca Ferguson podría haber sido una notable hechicera, si no la hubieran reemplazado en casi todas sus escenas por una criatura digital.
Hablando de lo cual, los efectos especiales recorren la gama de lo hermoso y convincente (la secuencia de los árboles), hasta lo ridículo (la mencionada versión "CGI" de Morgana). Afortunadamente Nacido Para Ser Rey se apoya más en la aventura "coming of age" y en el desarrollo de los personajes, dejando los efectos como adorno atractivo, pero no esencial para el drama principal.
Ah, y entre toda la acción Cornish encuentra oportunidad para hacer un sutil comentario político, mencionando en varias ocasiones que el ascenso de Morgana se debe a la "ausencia de líderes" en el Reino Unido, y la superficialidad de la sociedad contemporánea. Mmh... asumo que Cornish no es "tory".
A pesar de sus trampas narrativas e irregulares efectos, Nacido Para Ser Rey me pareció una mejor adaptación juvenil de la fantasía heroica que casi todas las franquicias que compiten por el dinero y atención del público adolescente, ya que cuenta con un protagonista idealista y proactivo cuyo código de conducta trasciende la simple directiva de "el bien contra el mal", y aspira a efectuar cambios positivos en el mundo, en vez de limitarse a resolver algún insulso misterio, o luchar contra genéricos villanos totalitarios. Así, Joe Cornish nos recuerda por qué la influencia arturiana sigue vigente más de mil años después de su creación: drama con un propósito concreto, y héroes con inflexible convicción. Lástima que no haya sido una mejor película... pero su espíritu basta para darle una recomendación. Aunque todos sabemos que Merlín escuchaba Black Sabbath.
Calificación: 8
IMDb
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