Saturday, May 30, 2015
Terremoto: La Falla de San Andrés (San Andreas)
Síntomas: Después de un devastador terremoto en el sur de California, el piloto Ray Gaines (Dwayne Johnson) hará hasta lo imposible por rescatar a su ex-esposa Emma (Carla Gugino) en Los Ángeles, y su hija Blake (Alexandra Daddario) en San Francisco. Mientras tanto, el sismólogo Lawrence Hayes (Paul Giamatti) descubre que el gran temblor fue solo el principio de un evento cataclísmico a lo largo de la Falla de San Andrés.
Diagnóstico: En cierto modo Terremoto: La Falla de San Andrés se siente como una versión simplificada de las películas de desastre recientes (por ejemplo las de Roland Emmerich), pues emplea idénticos clichés y los acompaña con espectaculares efectos visuales; sin embargo en esta ocasión el director Brad Peyton (Cats & Dogs: The Revenge of Kitty Galore) recortó considerablemente el número de personajes para enfocar la atención en las aventuras de una sola familia junto con un par de personajes periféricos de variable relevancia... y tampoco hay perrito en peligro. Esta economía narrativa abrevia la duración de la película (no recuerdo otra "disaster movie" de menos de dos horas) e impide que nos agobien las excesivas sub-tramas que frecuentemente saturan este género, con el beneficio adicional de que no hay muchas estrellas de cine consumiendo el presupuesto de la cinta.
Desde luego esto no significa que Terremoto: La Falla de San Andrés me haya parecido muy buena... simplemente dinámica y eficiente dentro de sus abundantes fallas (ja, ja... "fallas") y con mínima ambición dramática para darle un poco de sentido a la inmensa destrucción urbana creada por media docena de estudios de efectos especiales. Y, a fin de cuentas, esta sería la principal razón para ver Terremoto: La Falla de San Andrés: en los seis años transcurridos desde la cinta 2012, el software de iluminación global, simulaciones de fluidos y colisiones de objetos sólidos ha mejorado considerablemente, haciendo que las secuencias de terremotos sean de impresionante realismo, sobre todo cuando están filmadas al nivel del piso, desde el punto de vista de los aterrorizados habitantes de Los Ángeles y San Francisco; quizás copiaron ese truco de Godzilla, pero funcionó bastante bien en el contexto del desastre... aunque desde luego no impide el ocasional despliegue de vastas tomas que nos asombran con la épica destrucción de las respectivas ciudades.
Los actores reaccionan de manera adecuada ante las constantes amenazas telúricas; Dwayne Johnson repite su adusto papel de "rudo-sensible", mientras que Carla Gugino y Alexandra Daddario consiguen interpretar damiselas en peligro sin perder sus atributos de fortaleza y tenacidad, salvando la situación en más de una ocasión. Sin embargo me fastidió un poco la inconsistencia de edades, sobre todo de la hija "adolescente" interpretada por Daddario... sin duda es una actriz ridículamente atractiva, pero se ve demasiado grande para ser hija de Johnson y Gugino (en la vida real ambos "padres" tienen 43 años, y Daddario 29, lo cual significa que la tuvieron... ¿a los 14 años? No es imposible, pero diluye un poco la credibilidad de esta "familia"). Claro que tras un rato de caos y destrucción digital (por no mencionar los hipnóticos ojos de Daddario) probablemente nadie estará pensando en eso. También merece mención el gran Paul Giamatti en el obligatorio papel de científico rebelde que sabe lo que está pasando; tengo la sospecha de que Giamatti asumió que Terremoto: La Falla de San Andrés era una parodia, pues sus ridículos diálogos y melodramáticas frases van acompañadas por un socarrón meta-humor que las hace simpáticas en vez de irritantes. O quizás estoy tratando de racionalizar una mala actuación de este usualmente confiable actor.
No hay mucho que buscarle: Terremoto: La Falla de San Andrés cuenta con un mínimo esbozo de argumento para conectar escena tras escena de "porno-desastre" increíblemente espectacular y realista. El carisma de los actores (no las "actuaciones") basta para sostener sus escenas y aportar un poco de emoción humana; pero la estrella es el terremoto, y cumple su misión de "sacudir" nuestros sentidos (perdón) y poner ligeramente nerviosos a quienes vivimos en zonas sísmicas. ¿Qué fue eso? ¿Pasó un camión o está temblando? No, tan solo es mi sentido del equilibrio temporalmente afectado por los descomunales efectos especiales en Imax con ensordecedor sonido Dolby. Mientras se queden en la pantalla, no hay problema.
Calificación: 7
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Wednesday, May 27, 2015
Infini
Síntomas: La estación minera Infini, ubicada en un lejano planeta, sufre un accidente que podría ser catastrófico para la Tierra. El gobierno envía un rudo escuadrón de salvamento para evaluar el peligro y rescatar a los sobrevivientes, pero solo encuentran a Whit Carmicheal (Daniel MacPherson), quien les revela una amenaza aún mayor: una extraña infección que bajo ninguna circunstancia debe llegar a nuestro planeta.
Diagnóstico: A veces una película combina tantos elementos "prestados" de obras anteriores que termina convirtiéndose en algo único y original. No sé si este sea el caso de Infini, pero ciertamente admiro al director australiano Shane Abbess por acercarse tanto a lograrlo. Si tan solo la historia fuera más clara y tuviera menos exageraciones dramáticas...
Infini comparte elementos narrativos y visuales de cintas tan variadas como The Thing, Event Horizon, Aliens, Sector 7, Prometheus e incontables otras, por no mencionar varios episodios de Star Trek. Como dije, una sopa de influencias y conceptos preparada con suficiente ingenio para dar la impresión de algo novedoso. La dirección de Abbess es dinámica y eficiente, logrando excelentes resultados con un presupuesto reducido que otros cineastas hubieran tomado como excusa para producir una mediocre película.
Sin embargo Infini empieza a flaquear cuando examinamos sus actuaciones. Daniel MacPherson aporta profundidad y pasión al enigmático papel de Carmichael, el cual requiere la expresión de emociones complejas con muy pocos diálogos; desafortunadamente el elenco que lo rodea no deja gran impresión en la mente del espectador, a pesar de que gritan mucho y sobre-actúan con gran entusiasmo para hacer más melodramática una situación que no lo requiere, y que de hecho hubiera sido más creíble con un enfoque más frío o "clásico", al estilo de 2001: A Space Odyssey o Silent Running. El problema empeora cuando el libreto juega con el tiempo, arrojándonos flashbacks sin explicación alguna y confundiéndonos desde el principio porque no sabemos quién es quién, ni cómo están relacionados. Para ser honestos, esto se resuelve viendo la película por segunda vez; la confusión del inicio se esfuma y la trama se vuelve mucho más clara y consistente... pero no sé si sea justo exigirle una doble visita al espectador, en vez de implementar una estructura más lógica que, sí, nos ponga pensar, pero sin desorientarnos intencionalmente.
Aún así la historia es bastante interesante, partiendo de una clásica premisa "hard sci-fi" que procede a revelar metódicamente sus detalles y secretos para sorprendernos con la dimensión de los eventos que retrata, hasta llegar a un final deliciosamente ambiguo que deja algunas preguntas sin respuesta, pero sin ser frustrante... simplemente misterioso y provocativo.
Una cosa que me decepcionó un poco fue la ausencia de naves espaciales en este thriller espacial. Quizás para ahorrar dinero el director imaginó una especie de tele-transportación llamada "slipstream" que puede llevar a los personajes de un planeta a otro en una fracción de segundo, con la consecuencia de severa dilatación temporal (estilo Interstellar), donde varias horas en la estación minera apenas representan unos segundos en la Tierra. Y, bueno, además de ahorrar dinero, este truco relativista sirve para crear intensos momentos de suspenso e incrementar la crisis interplanetaria, así que no se pierde mucho sin naves espaciales; supongo que tendré que esperar hasta The Martian o The Force Awakens para satisfacer mi fetiche astro-mecánico.
Infini está lejos de ser perfecta, e incluye obstáculos narrativos que no todos los espectadores estarán dispuestos a enfrentar (o ignorar); sin embargo me pareció muy competente es sus aspectos técnicos, y bastante ambiciosa para los estándares de la ciencia ficción independiente, así que puedo darle una cauta recomendación por sus buenas ideas y excelentes imágenes... incluso si el libreto y los actores no cumplen la elevada ambición del director. Además, como fanático de Lovecraft, cualquier película con el riesgo de aniquilación global por medio de "goo" extraterrestre reclama mi atención. Es algo que podría ocurrir... o tal vez ya ocurrió.
Calificación: 7
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Tuesday, May 26, 2015
Good Kill
Síntomas: Después de una destacada carrera como piloto, el Mayor Thomas Egan termina volando "drones" desde un cubículo ubicado en una base militar en Las Vegas, atacando blancos hostiles en Afganistán, Yemen, y donde sea que se desarrolle la "guerra contra el terrorismo". Pero cada día se vuelve más difícil aceptar la moralidad de estos ataques remotos, así como la justificación estratégica de las órdenes de sus superiores.
Diagnóstico: Después de tantas películas (buenas y malas) que denunciaron la política exterior de los Estados Unidos y la guerra en el Medio Oriente, parecería que ya no quedan perspectivas frescas ni eventos recientes para explorar en este nuevo cine bélico (o anti-bélico, según sea el caso). Sin embargo una década y media de conflicto ha traído grandes cambios en el combate, y ahora hay cosas nuevas que decir... lo cual nos lleva a la imperfecta pero muy interesante Good Kill.
Desde luego los "drones" o vehículos aéreos no tripulados se han utilizado en muchas películas de acción y dramas televisivos, desde 24 hasta Homeland (dos de mis series favoritas, por cierto); pero hasta ahora pude apreciar la magnitud de esta impersonal "guerra a control remoto" identificada por extrema paranoia del gobierno y deshumanización intencional de las víctimas... y no solo me refiero a la deshumanización del "daño colateral" generado por los bombardeos, sino también de los pilotos entrenados como "gamers" que quizás no siempre comprenden la diferencia entre un videojuego y un ataque mortal.
Habiendo dicho eso, estoy seguro de que el director Andrew Niccol tomó muchas licencias artísticas para hacer Good Kill más impactante y provocativa. Probablemente la realidad de los pilotos de "drones" no es tan angustiante en la vida real, ni existen conflictos tan significativos entre oficiales y subalternos. Pero, independientemente de la veracidad técnica de Good Kill, su manejo de emociones y conflictos internos se siente profundamente humano y honesto, y a fin de cuentas eso es lo que importa para crear una película muy recomendable, que se queda en la memoria durante mucho tiempo después de haberla visto. En otras palabras: no es un documental, pero puedo aceptar sus exageraciones porque funciona muy bien como drama por derecho propio.
Gran parte del crédito recae en Ethan Hawke, cuya interpretación del Mayor Egan se siente igualmente detallada e intensa como piloto frustrado y como padre de familia con traumas psicológicos iguales a los que sufriría si estuviera personalmente en el campo de batalla. January Jones carga con el clásico papel de esposa sufrida, y aunque realiza un buen trabajo, las escenas de desdicha doméstica se sienten como clichés tomados de cualquier otra cinta sobre soldados que resienten el regreso a la sociedad "normal". Por su parte, Bruce Greenwood encuentra el tono y textura perfectos como comandante de los pilotos, constantemente dividido entre sus órdenes y su "anticuada" actitud forjada en la versión 1.0 de esta guerra sin final. Zoe Kravitz tiene algunas buenas escenas como la recién llegada que no sabía lo que le esperaba en estos inocentes cubículos con aire acondicionado, al mismo tiempo muy lejanos del frente de batalla, y demasiado cercanos a su propia conciencia. Finalmente, mención especial para el veterano Peter Coyote en una sutil actuación más truculenta que cualquier villano reciente... y creada tan solo con su voz.
Entonces, Good Kill es ciertamente manipuladora, un poco inverosímil en sus detalles técnicos, y con una clara tendencia ideológica que podría molestar a quienes buscan simple entretenimiento libre de sermones; pero por encima de todo eso es un cautivante thriller rebosante de suspenso y con un importante mensaje que probablemente se volverá más relevante conforme nos adentremos en este siglo. Y también anuncia un cambio significativo en las películas bélicas de años futuros. No sé cómo le hubiera ido a Maverick volando un "drone", pero probablemente Goose seguiría vivo.
Calificación: 8.5
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Monday, May 25, 2015
Tomorrowland
Síntomas: Mientras visita la Feria Mundial en el año 1964, el niño Frank Walker (Thomas Robinson) descubre un increíble mundo secreto de alta tecnología y armonía social. Cincuenta años después una emprendedora adolescente llamada Casey Newton (Britt Robertson) tiene una efímera visión de ese mismo mundo y, junto con una enigmática niña llamada Athena (Raffey Cassidy), harán hasta lo imposible por visitarlo. El problema es que necesitarán la ayuda de Frank Walker (George Clooney), quien ahora es un adulto amargado y hostil que no quiere saber nada del Mundo del Mañana.
Diagnóstico: Tomorrowland es una vistosa y agradable película familiar con un importante mensaje que pretende inspirar un cambio de actitud en su público, lo cual encuentro muy loable. Sin embargo todas sus buenas intenciones y exuberancia visual no logran disimular un pesado argumento que habla mucho y dice poco, fundamentado en clichés ("niña incomprendida resulta ser especial"), pero disfrazados con arquetipos e imágenes de ciencia ficción que la hacen más interesante, aunque no por ello menos ligera y predecible.
Desde luego esta opinión me ubica en la categoría de los cínicos y pesimistas que están arruinando al mundo, según el director Brad Bird; pero yo lo interpretaría como una perspectiva realista, sobre todo cuando Tomorrowland no ofrece soluciones concretas, sino solo homilías vagamente inspiradoras para llegar a un imposible mundo utópico libre de las obstrucciones políticas, raciales y sociales que enfrentamos en la actualidad. Qué bueno que se le ocurrió a alguien señalarlo.
Para balancear un poco mi amargura, diré que Tomorrowland me gustó hasta cierto punto, y me mantuvo entretenido durante la mayor partir del tiempo. Su diseño de producción es deliciosamente retro, con aportaciones del visionario Syd Mead, nada menos. Y desde luego Brad Bird, como buen "geek", no pierde tiempo para introducir incontables detalles y referencias a los clásicos de la ciencia ficción (y no solo me refiero a las obvias menciones de Star Wars, sino a obras más antiguas como Forbidden Planet, The Day the Earth Stood Still y When Worlds Collide). Los efectos especiales también son muy buenos, aunque a veces se sienten como señuelos para distraernos de la confusa mitología de la cinta, de los agujeros en la trama, y las inconsistencias en el comportamiento de sus personajes... sobre todo de la protagonista que supuestamente es muy inteligente, aunque no hace nada para demostrarlo (excepto incendiar un tractor). Por ejemplo, al principio de la película encontramos a Casey saboteando las grúas que están desmantelando las plataformas de lanzamiento en Cabo Cañaveral; ¿en serio es la mejor solución que encontró para impulsar el programa espacial y evitar el despido de su padre?
Por el lado positivo, Britt Robertson es una actriz simpática y talentosa, capaz de proyectar inteligencia y optimismo sin empalagar al espectador... una especie de Pollyanna para el siglo veintiuno (¡referencia perfectamente tópica!). George Clooney no siempre encuentra el grado justo de humor para nivelar su personaje cascarrabias, pero su habitual carisma y desenfado rescatan la mayoría de sus escenas, incluso las más inverosímiles. Finalmente Raffey Cassidy es creíble y dinámica como Athena, la misteriosa niña que sabe más de lo que aparenta; su papel representa la "ayuda sobrenatural" de las fantasías adolescentes, pero con el ángulo de ciencia ficción que corresponde a un relato más contemporáneo y tecnológico.
Como dije antes, admiro el mensaje de Tomorrowland y el entusiasmo de su director; me parece una excelente idea despertar la curiosidad científica del público infantil y motivarlos a buscar soluciones en vez de limitarse a señalar los problemas de nuestro planeta. Es lo menos que podía hacer el estudio Disney después de adoctrinar varias generaciones de niñas obsesionadas con las "Princesas"; solo esperemos que no haya sido demasiado tarde. De cualquier modo no me preocupa mucho porque ya estoy viejo y voy de salida. La carga será para los niños que heredarán el auténtico Mundo del Mañana; ojalá sea como el que imagina Brad Bird... pero siento que se acercará más al de Mad Max.
Calificación: 7.5
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Friday, May 22, 2015
El Payaso del Mal (Clown)
Síntomas: El vendedor de bienes raíces Kent McCoy (Andy Powers) se viste de payaso para la fiesta de su pequeño hijo, y al día siguiente descubre que el disfraz de alguna manera se fusionó a su persona. Esto obviamente provoca problemas en su trabajo y con su esposa Meg (Laura Allen)... pero lo peor llega después, cuando empieza a surgir un extraño cambio físico y psicológico que despierta la agresión del frustrado padre de familia.
Diagnóstico: La figura del "payaso maligno" es bastante popular en el cine de terror. Los ejemplos más flojos pintan al payaso como simple asesino slasher (Stitches, Amusement), mientras que los más ambiciosos exploran el temor primordial que estos "alegres" personajes despiertan en mucha gente (It, Killer Klowns from Outer Space). El Payaso del Mal ocupa un punto medio entre ambos enfoques, y aunque tiene algunos elementos innovadores en su premisa y ejecución, sentí el libreto pobremente escrito, con un precario balance entre estupidez y creatividad; y con excesivo uso de absurdas coincidencias para impulsar la trama cuando no se lo ocurrió nada mejor a los guionistas (¿o habrá sido intencional? Después de todo el director Jon Watts trabajó para The Onion). Ejemplo 1: Cuando no llega el payaso a la fiesta de su hijo, Kent McCoy decide disfrazarse para salvar la situación... y de inmediato encuentra un viejo disfraz de payaso en la casa abandonada que está vendiendo. ¡Qué suerte! Ejemplo 2: Tras notar los extraños efectos del traje de payaso, Kent busca respuestas en una tienda de disfraces, y en su PRIMER intento da con el nombre del ÚNICO individuo en el mundo que podría explicar lo que está ocurriendo. Y así procede la película, abusando de encuentros casuales y circunstancias muy convenientes que debemos tragar para que la historia funcione.
Por el lado positivo, la mencionada explicación del misterio es ingeniosa y fomenta un interesante "estudio de carácter" durante el colapso físico y mental del protagonista. Andy Powers no es un actor suficientemente bueno para darle gran profundidad emocional a su transformación, pero cumple su función en el superficial contexto del terror; y lo mismo aplica a Laura Allen en el papel de su esposa Meg, quien no sabe cómo reaccionar ante el inesperado comportamiento de Kent... ¿está enloqueciendo por las presiones de su trabajo y su vida doméstica, o realmente hay un fenómeno sobrenatural que amenaza con destruir a su familia?
Un aspecto ambivalente de El Payaso del Mal reside en su selección de víctimas; algunos podrían encontrar demasiado perturbadoras las acciones del Payaso, mientras que otros aplaudirán el desafío de un tabú que incluso en el cine de terror sigue bastante presente. Por mi parte, no tuve objeción... aunque (Semi-SPOILER) la cinta incluye una horrible escena con un perro que enfrió bastante mi entusiasmo, ya de por sí bastante tibio por la apatía general del elenco y director.
Tal vez con un libreto mejor trabajado y cineastas con genuina visión, El Payaso del Mal hubiera sido un clásico del cine "transgresor", pues cuenta con elementos memorables y un tema que invita el calificativo de "cine de culto". Desafortunadamente sus aciertos se ven empañados por una torpeza general e indiferencia en las actuaciones que impide sumergirnos en el drama de los personajes. Se supone que el clásico payaso ríe por fuera y llora por dentro, pero a veces esas lágrimas pueden ser por tanto bostezar.
Calificación: 6.5
IMDb - Trailer (incluye abundantes spoilers)
Wednesday, May 20, 2015
Kurt Cobain: Montage of Heck
Síntomas: Minucioso documental sobre la vida y obra de Kurt Cobain, desde su infeliz infancia en múltiples hogares, hasta su triste fin, quizás acarreado por la súbita y excesiva fama que ganó con el grupo Nirvana.
Diagnóstico: Me gusta mucho la música de Nirvana, pero nunca me consideré fanático de la banda. Aun así es imposible ignorar la inmensa influencia que ejercieron sobre la música y la cultura popular de la tres décadas pasadas.
A principios de los noventas el "hair metal" había degenerado en un vacío espectáculo donde el maquillaje y el spray fijador eran más importantes que la música misma. Entonces apareció Nirvana como una refrescante alternativa que cambió el rostro del rock y popularizó el movimiento "grunge", libre de artificio y con renovado énfasis en el valor de la música (aunque, como cualquier otro "movimiento", eventualmente fue víctima de la misma sobre-comercialización que ha sofocado incontables corrientes musicales).
Sin embargo, como su nombre indica, Kurt Cobain: Montage of Heck no pretende ser una historia del grunge y mucho menos de Nirvana, sino del cantante, guitarrista y compositor que se convirtió en ícono de una generación. Este angosto enfoque definitivamente intensifica la visión del documental... pero al mismo tiempo hace que se sienta un poco incompleto, omitiendo parte del marco histórico que parecería indispensable para completar la historia.
Por otro lado, el director Brett Morgen cumplió cabalmente su misión, escarbando a profundidad en el pasado de Cobain hasta obtener un detallado tapiz audiovisual de su vida. Videos caseros, grabaciones personales, entrevistas públicas, y las copiosas notas de Cobain mismo se integran en una narrativa un poco difusa en su forma, pero no por ello menos representativa de su genialidad, su torturada existencia y los traumas (y vicios) que probablemente contribuyeron a su depresión y eventual suicidio. Es al mismo tiempo fascinante y doloroso.
Quizás demasiado doloroso. Hay pasajes del documental que, en mi humilde opinión, atraviesan la línea del morbo y se sienten tremendamente incómodos; creo que hice "fast forward" varias veces durante los videos caseros que muestran la pesadillesca vida doméstica de Kurt Cobain y su esposa Courtney Love. Pero, bueno... supongo que era deber del director mostrar la cruda realidad detrás de la leyenda. Solo hubiera deseado que no gastara tanto tiempo en ello.
Hablando de lo cual, Kurt Cobain: Montage of Heck incluye numerosos interludios musicales acompañados por animaciones que dan maravillosa vida a los escritos y diarios de Cobain. Estas animaciones pueden ser un poco perturbadoras (aunque no podríamos esperar menos en una biografía de este artista), y siempre van acompañados por memorables canciones de Nirvana y otros artistas. El problema es que las sentí un poco largas; son visualmente atractivas y sirven para separar las numerosas entrevistas y "cabezas parlantes", pero tienden a extenderse más de la cuenta, inflando a más de dos horas la duración del documental. Claro que para los auténticos fans será un placer disfrutar diversas interpretaciones de canciones de Nirvana, como la famosa Smells Like Teen Spirit adaptada para cuerdas (creo que es el arreglo de Apocalyptica), y All Apologies transformada en canción de cuna. Pensándolo bien, sería muy prometedor un "soundtrack" del documental donde aparezcan compiladas tantas curiosidades musicales relativas a Nirvana.
Quizás llega veinte años tarde, pero aún así Kurt Cobain: Montage of Heck me pareció un interesante documental para el espectador casual, y definitivamente indispensable para fans de Nirvana y de Cobain mismo, sea cual sea su opinión sobre su corta pero fulgurante carrera (tal vez sea momento de mencionar que Dave Grohl no participó en los segmentos modernos del documental, lo cual es comprensible en vista de sus fricciones pasadas con Courtney Love). Kurt Cobain: Montage of Heck renovó mi respeto por el legado de Kurt Cobain y generó inesperada compasión por su espíritu torturado (incluso si parte de esa tortura fue auto-provocada). Y, desde luego, me dejó con ganas de escuchar de nuevo la música con la que identifiqué la década de los noventas. Pero me disculparán si no hago "headbanging"... ya pasaron veinte años, y ahora me duele el cuello y me mareo fácilmente.
Calificación: 8.5
IMDb - Trailer
Tuesday, May 19, 2015
Area 51
Síntomas: Tres amigos planean infiltrarse en la base militar secreta conocida como "Área 51", en el desierto de Nevada, con ayuda de una joven mujer que tiene en su poder algunos mapas y documentos secretos heredados de su padre, quien supuestamente trabajó en dicha base. Pero antes... Las Vegas.
Diagnóstico: Lo primero que hice cuando por fin tuve acceso al Internet en 1994, fue buscar sitios sobre OVNIs y conspiraciones gubernamentales (el ancho de banda era demasiado estrecho en aquella época para hacer viable la pornografía), y entre mis favoritos estaba el boletín "Desert Rat", publicado por un fulano llamado Glenn Campbell (no el cantante "country"), quien dedicaba su vida al estudio del Área 51... o al menos tanto como podía estudiarla un civil sin meterse en problemas legales. Incluso le mandé cinco dólares como donativo para tener acceso a los números atrasados del boletín. Ahí empezó mi obsesión con esos temas, aunque eventualmente se enfrió por culpa de las múltiples versiones contradictorias de los "hechos reales", la imposibilidad de confirmar cualquiera de esas versiones y, sobre todo, la gran cantidad de charlatanes y oportunistas que nublan toda semblanza de objetividad en busca de fama o dinero fácil (o quizás son "desinformantes" operados por la CIA con ese fin específico) (y, por cierto, sigo pensando que Glenn Campbell es uno de los escasos investigadores sobrios y creíbles sobre el tema, especialmente porque nunca explotó las supuestas conexiones "extraterrestres" del Área 51... simplemente es una base militar secreta; cualquier otra afirmación es fantasía o mera especulación).
Y ahora Oren Peli, director de la original y muy exitosa Paranormal Activity, destila esas décadas de rumores y misterios en hora y media de... nada. Area 51 me pareció aún más pasiva y monótona que la franquicia de Paranormal Activity; y aunque es un poco más "realista" que otros recientes pseudo-documentales sobre aliens (como Hangar 10 y Skinwalker Ranch), a fin de cuentas no logra contar una historia suficientemente interesante, limitándose a recetarnos los cansados clichés del video casero que parecían innovadores en el 2007, pero se han usado tanto y tan mal que ya no provocan el menor impacto, a menos que estén muy bien manejados... lo cual no ocurrió en Area 51 (para ser justos, la película lleva seis años "enlatada", así que tal vez debería evaluarse en el contexto del año 2009).
El "realismo" de la cinta se refiere a la mención de muchos elementos existentes en la mitología de aquella base militar: los aviones "Janet", los temibles "cammo dudes" que patrullan los alrededores de la base, y hasta una visita al famoso restaurante Little A'Le'Inn, en Rachel, Nevada, el pueblo más cercano al Área 51 (Población: 54). Ah, y ¿mencioné que hay un cameo de Glenn Campbell? Ese fue el único punto rescatable de la película, en mi humilde opinión.
Por lo demás tenemos la clásica estructura del cine “found footage”: media hora de tonterías para conocer un poco a los personajes (quién es el bufón, quién es el héroe, quién es el escéptico, etc.); otra media hora de tediosa "preparación" para elevar el (inexistente) suspenso; y media hora final de "shaky cam" por el desierto y los genéricos pasillos de la base, siguiendo a un grupo de personajes al mismo tiempo sobre-actuados y unidimensionales, hasta llegar a un desenlace tan vago y abrupto que solo provoca frustración, en vez del esperado "terror". Dicen que "menos es más", pero Peli intenta llevarlo hasta el extremo de "nada es algo", solo para descubrir (hora y media más tarde) que “nada” sigue siendo “nada”, por mucho que corran y griten sus personajes.
Entonces, sigo en espera de una buena película sobre aliens y el fenómeno OVNI. No sirvió cuando trataron de convertirlo en “creature feature” (como en Extraterrestrial) ni cuando adoptaron el formato “slasher” (como en Alien Abduction), y falla de nuevo en Area 51 bajo la fórmula de Paranormal Activity. Sigan intentándolo; quizás funcionará cuando sea una comedia romántica o una comedia juvenil. "Es como American Pie, pero con aliens". A estas alturas intentaría cualquier cosa.
Calificación: 5
IMDb - Trailer (Si ven el trailer no hace falta ver la película)
Monday, May 18, 2015
Mad Max: Furia en el Camino (Mad Max: Fury Road)
Síntomas: En el árido futuro post-apocalíptico de la Tierra, un tirano llamado Immortan Joe (Hugh Keays-Byrne) estableció una violenta pero eficiente sociedad que lo idolatra. Sus más preciadas posesiones son sus cinco esposas, con las que pretende procrear una dinastía... pero su mejor guerrera, Imperator Furiosa (Charlize Theron), está cansada de la opresión y planea una audaz fuga junto con las esposas. Sin embargo Joe no dejará ir tan fácilmente a sus mujeres, y encabeza personalmente la cacería a través del desierto. Por suerte Furiosa cuenta con la inesperada ayuda de un prisionero llamado Max (Tom Hardy), quien busca redimirse por una tragedia del pasado.
Diagnóstico: Mad Max: Furia en el Camino es exactamente lo que esperaba de una precuela/reboot de la saga Mad Max: acción de principio a fin, con un denso núcleo emocional para darle sustancia a las persecuciones y crear interés por los lacónicos personajes que dicen poco pero expresan mucho.
La trama de Mad Max: Furia en el Camino es básicamente una persecución de dos horas, donde los vehículos rara vez se detienen; sin embargo el eficiente libreto de George Miller, Brendan McCarthy y Nick Lathouris encuentra amplias oportunidades de crear un interesante arco dramático para los protagonistas, ofreciéndonos momentos emocionales que se recuerdan tanto como las más espectaculares secuencias de acción. Algunos ejemplos: el "thumbs up" de Max, la bolsa de semillas, la pícara sonrisa de una anciana... son detalles de muy breve duración, pero su impacto acumulado hace la película mucho más satisfactoria que otros "blockbusters" repletos de efectos especiales.
Lo cual nos lleva inevitablemente a las increíbles persecuciones y "stunts" de Mad Max: Furia en el Camino. El director George Miller (de setenta años) tiene amplia experiencia en estas frenéticas carreras por el "outback" australiano (aunque en esta ocasión también filmaron en el desierto de Namibia), habiendo dirigido tres previas películas de Mad Max con Mel Gibson en el epónimo papel principal. Sin embargo se antoja posible que hasta ahora, gracias a la invisible fusión de efectos digitales y stunts prácticos, Miller logró por fin plasmar en la pantalla lo que imaginó hace treinta años... y el resultado es sencillamente espectacular, no solo por las explosiones, combates cuerpo-máquina y exuberante diseño de los vehículos, sino por la fantástica cinematografía y claridad en el flujo de la acción y el desarrollo de las batallas automovilísticas... aunque quizás deberíamos llamarlas de otro modo, pues el único "automóvil" reconocible como tal es el Interceptor de Max Rockatansky... todos los demás vehículos son demenciales frankensteins mecánicos, cada uno más bizarro que el anterior... y aún así hermosos en su torcida estética primordial.
Como dije antes, nada de esto sería posible sin el perfecto trabajo de los actores. Podría alegarse que la auténtica protagonista es Charlize Theron como la implacable Imperator Furiosa, con Tom Hardy en el papel secundario de Max Rockatansky, pero no veo el punto de establecer jerarquías; ambos son esenciales para la narrativa, y su excelente desempeño nos captura de inmediato en sus aventuras (y desventuras). Hugh Keays-Byrne es un villano apropiadamente grotesco y enajenado, aunque siento que no se profundizó suficiente en sus métodos y relación con las tribus cercanas (claro que para eso hubiera sido necesario detener los vehículos, y simplemente no está permitido).
También merecen mención especial las esposas interpretadas por Rosie Huntington-Whiteley, Riley Keough (¡nieta de Elvis!), Abbey Lee, Courtney Eaton y Zoë Kravitz; sus papeles son bastante cortos y al principio parecen mero "eye candy"; sin embargo las actrices trascienden su función de "macguffins" para convertirse en humanos creíbles y con personalidades bien definidas, lo cual nos engancha aún más en la narrativa y transforma esta "persecución de dos horas" en un genuino relato de libertad y redención personal... por no mencionar el fuerte subtexto feminista que al parecer está molestando a algunas personas. No los entiendo, pero tienen derecho a su opinión, supongo.
Mad Max: Furia en el Camino es una película violenta y sombría, pero con abundante espíritu y humanidad para compensar la crueldad de la vida post-apocalíptica. Probablemente estará entre mis favoritas del año, no solo por la acción y los personajes, sino porque re-establece triunfalmente un mundo fascinante, al mismo tiempo simple en sus necesidades y complejo en su evolución. Ojalá esta cinta recaude suficiente dinero para hacer realidad las secuelas planeadas; hay amplio material dramático para justificarlas, y quiero ver a los maniáticos de Weta Workshop diseñando nuevos vehículos y métodos de destrucción. Es como poesía visual con garras y un lanzallamas que nunca se queda sin combustible.
Calificación: 9.5
IMDb - Trailer
Saturday, May 16, 2015
El Penthouse (The Loft)
Síntomas: Cinco amigos compran un elegante departamento para llevar amantes sin que sus esposas se enteren; pero cuando una atractiva mujer aparece muerta en el departamento, los amigos empiezan a preguntarse si uno de ellos podrá ser el asesino.
Diagnóstico: Desde el principio supuse que El Penthouse sería un misterio excesivamente simple o excesivamente complicado. Y aunque resultó ser lo segundo (con creces), no significa que sea una buena película.
El Penthouse (me divierte cuando la "traducción" de un título recurre al mismo idioma del nombre original... por no mencionar que el departamento en cuestión ni siquiera es un auténtico “penthouse”) tiene un comienzo bastante prometedor, presentando un clásico misterio con cinco (o quizás más) posibles culpables que empiezan a sospechar de los demás. El libreto de Wesley Strick (basado en una cinta holandesa del 2010) incrementa gradualmente la paranoia y desconfianza de los "amigos", mientras que el director Erik Van Looy realiza un buen trabajo manipulando las múltiples hipótesis, flashbacks e inesperadas revelaciones que van complicando la situación, sin confundirnos demasiado. Desafortunadamente llega un momento en que la trama se vuelve tan revuelta y arbitraria que terminé perdiendo interés en el resultado. Los personajes se hacen gradualmente más antipáticos con sus mutuas acusaciones y berrinches; y al mismo tiempo no podemos confiar en nada de lo que dicen, de modo que cualquier cosa es posible. Si hubiera llegado Jason Voorhees o el Babadook probablemente no me hubiera extrañado mucho (para ser claros, no existen elementos sobrenaturales en El Penthouse, ni se trata de una película de terror; tan solo es un "thriller erótico" con menos erotismo que una visita al dentista).
Por el lado positivo, es raro encontrar un thriller tan impredecible, cuyas arteras distracciones y pistas falsas realmente funcionan, obligándonos a reconsiderar cada diez minutos las posibles causas y efectos del asesinato. Sin embargo esto solo funciona hasta cierto punto, más allá del cual la historia degenera en una serie de caprichos cuya única justificación parece ser su existencia misma. Creo que sería posible reacomodar muchas escenas sin alterar fundamentalmente el desenlace. O podríamos intercambiar al héroe (o héroes) con el culpable (o culpables) sin comprometer la lógica interna de la película. Todo es posible porque no hay fundamentos narrativos firmes, y parece que se va inventando sobre la marcha.
Lo mismo aplica a los personajes, aunque al menos los actores lograron darles cierta definición con rasgos básicos que no requieren profundizar en su carácter. Así tenemos a Karl Urban como el “alfa” del grupo, James Marsden como el sensato hombre de familia, Wentworth Miller como el nervioso cobarde, Matthias Schoenaerts (participante en la versión original) como el adicto violento, y Eric Stonestreet como el vulgar insensible (y de paso "comic relief" obeso). ¿Quien será el culpable? ¿O acaso alguien más tenía motivos ocultos para arruinar sus vidas? A fin de cuentas no encontré particularmente satisfactorio ni catártico llegar a la respuesta final.
Tal vez El Penthouse sería más tolerable en video casero, pero en el cine me pareció más larga de lo necesario y con un final demasiado blando después de tantos malabares "creativos". Aunque supongo que también influirá mucho la opinión que el espectador tenga sobre los cinco amigos de la película y su "nido de amor" secreto... "¡Son unos genios!" o "Ugh... se merecen todo lo que les pase". Sospecho que muchas mujeres opinarán lo segundo...
Calificación: 6.5
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Thursday, May 14, 2015
Welcome to Me
Síntomas: Desde hace muchos años Alice Klieg (Kristen Wiig) sufre manía depresiva, y lleva una solitaria existencia en un pequeño pueblo de California, viendo obsesivamente “infomerciales” y el programa de Oprah Winfrey. Entonces, cuando gana más de ochenta millones de dólares en la lotería estatal, Alice decide crear su propio programa de televisión, donde habla de sí misma y sus traumas pasados.
Diagnóstico: Me da gusto encontrar a Kristen Wiig explorando su talento dramático en obras inusuales, de difícil clasificación, como Girl Most Likely y Hateship Loveship. Su nueva película, Welcome to Me, encaja parcialmente en esa descripción, pues su curiosa mezcla de drama y humor se ajusta muy bien a la sensibilidad tragicómica que Wiig cultivó durante una década en Saturday Night Live. En circunstancias más afortunadas este material sería perfecto para la actriz... desafortunadamente la interesante premisa de Welcome to Me se ve traicionada por un libreto flojo y confuso que no sabe qué quiere decir, ni qué rumbo debe tomar para encontrar su inspiración. Este es el tipo de película "de difícil clasificación" que no combina acertadamente varios géneros, sino que ni siquiera puede decidirse por uno concreto.
El personaje de Alice Klieg tiene amplio potencial de crecimiento y revelación, pero el guión la deja a la deriva en muchas escenas mal planteadas e insuficientemente desarrolladas. Me da la impresión de que el escritor Eliot Laurence y la directora Shira Piven tenían miedo de hacer algo demasiado "mainstream" o empalagoso, lo cual podría comprometer su credibilidad "indie", o algo así; y por eso se enfocaron en los elementos más insípidos de la narrativa. Podría parecer una actitud desafiante e innovadora (y en otras circunstancias probablemente la aplaudiría), pero en esta ocasión siento que fue un error negar un enfoque más ameno o compasivo para hacer más agradable el arco dramático de la protagonista, o al menos darle un ángulo más satírico.
El horrendo programa de televisión que produce y conduce Alice funciona como una especie de terapia que le ayuda a resolver los traumas que la atormentan desde niña; y el hecho de que su "auto-psicoanálisis" sea un espectáculo público lo hace al mismo tiempo incómodamente gracioso y devastador. El formato y subtexto del programa televisivo sirve también como denuncia de los "talk shows" diurnos (sí, como el de Oprah) y la obsesión con las "celebridades" que son famosas por nada. Y los roles secundarios, interpretados por notables actores como Wes Bentley, Linda Cardellini, Joan Cusack, Jennifer Jason Leigh, Tim Robbins, James Marsden y Alan Tudyk, forman su propio micro-universo de drama y disfunción que sería interesante examinar. Sin embargo los cineastas no aprovechan estas circunstancias, prefiriendo un tono distante e indiferente que nunca nos transporta al mundo de Alice. Vemos cada paso de su crisis emocional, pero no la sentimos. Comprendemos lo absurdo de su metodología, pero nunca adquiere el peso narrativo que podría validarla. Las cosas simplemente ocurren enfrente de las cámaras (las cámaras reales de la filmación y las "cámaras" del "programa"), y podemos aceptarlas como son, o cambiar de canal.
Welcome to Me tiene todos los ingredientes necesarios para ser un melodrama inteligente y reflexivo; pero su falta de convicción y vaga ideología hacen que se sienta como una somera introducción a un personaje fascinante que los cineastas no están interesados en examinar. Hace falta algo más que "¡miren al weirdo!" para capturar la atención del espectador. O al menos introducir alguna referencia a Gilly.
Calificación: 6.5
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Tuesday, May 12, 2015
Blackhat
Síntomas: Cuando un ciber-ataque provoca una explosión en una planta nuclear china, se organiza una fuerza multi-nacional para investigar el incidente, y el primer paso es otorgar libertad temporal al legendario "hacker" Nick Hathaway (Chris Hemsworth) para ayudarlos en la búsqueda del culpable. Pero no será fácil, pues la operación del anónimo atacante se extiende a varios países... y además cuenta con un ejército de mercenarios para defenderlo.
Diagnóstico: Recuerdo con afecto (un poco irónico) aquella avalancha de "cyber-thrillers" noventeros que demostraron, una vez más, que Hollywood no necesita entender algo para explotarlo comercialmente. Y me alegra decir (con mucha ironía) que las cosas no han cambiado en veinte años. Claro, se nota de inmediato que el director Michael Mann se asesoró para que los elementos tecnológicos de Blackhat fueran más o menos verosímiles (uso apropiado de "keyloggers", auténticos comandos de Unix, y la importancia de la "ingeniería social", por ejemplo), pero la estructura de la película, los diálogos y hasta el "casting" me parecieron increíblemente torpes, desperdiciando el potencial de un provocativo tema y contribuyendo a que Blackhat se convierta en candidata a la peor película de este respetado cineasta (en mi humilde opinión).
Empecemos por el hecho de que Chris Hemsworth no encaja en el rol de "legendario hacker". Mann lo sabe, y por eso introduce conversaciones que explican su impresionante físico y habilidad para pelear. Muy bien... digamos que es posible. Pero su actitud general y acartonada actuación jamás logran vender la realidad del personaje, lo cual arruina cualquier intento de credibilidad y urgencia que Mann trata de evocar con su frenética cámara en mano e impersonal cinematografía digital. Estas técnicas funcionaron parcialmente en Collateral y Miami Vice, pero en Blackhat se sienten como meras afectaciones diseñadas para compensar las inconsistencias del libreto; y el problema se exacerba con la peor edición que he visto en mucho tiempo. Mann y su cuarteto de editores cortan en pedacitos algunas escenas, ofuscando su significado; y dejan que otras se alarguen demasiado en inútil búsqueda de emociones que los actores no supieron generar. Hablando de acción: Mann nos receta varias de sus clásicas balaceras callejeras, pero ninguna provoca tensión o suspenso; simplemente nos recuerdan su gran trabajo en Heat, y lo mucho que ha decaído como artista en las dos décadas transcurridas desde entonces.
Creo que el adjetivo "acartonado" sirve para describir la película completa, desde el absurdo plan del villano hasta el forzado romance entre Nick y Chen Lien, interpretada por Wei Tang, aclamada actriz china cuyo indudable talento hemos apreciado en obras como Lust, Caution; sin embargo fue mala decisión hacerla trabajar en otro idioma, pues su evidente dificultad con el inglés opaca su actuación y termina provocando pena ajena cuando intenta expresar sinceridad en líneas que apenas puede enunciar. Esto no es una crítica contra Wei Tang, sino contra el director que no reconoció a tiempo la situación o, peor aún, la racionalizó hasta pensar que era buena idea.
En los primeros minutos de Blackhat, Mann nos receta uno de esos "ciber-viajes" donde la cámara se mete al monitor de una computadora y nos lleva a vertiginosa velocidad por los cables y circuitos, mientras vemos el flujo de bits malignos infectando los sistemas de las víctimas. A estas alturas parecería ridículo incluir una escena así en un ciber-thriller tan “realista” y solemne, pero me dio esperanza de que Blackhat degeneraría en un divertido bodrio de proporciones épicas, como Hackers o The Lawnmower Man (ambas me gustan como cintas "tan malas que son buenas"); sin embargo en vez de eso encontré dos tediosas horas de rígidas actuaciones y obtusos diálogos que podrían haberse resumido en un episodio de la igualmente atroz serie televisiva CSI: Cyber.
Creo que Blackhat no funciona ni como thriller tradicional, ni como película "hacker"; aprecio el esfuerzo de Mann por cuidar la fidelidad del aspecto técnico, pero no bastó para salvarla de sus abundantes problemas. Por suerte podré limpiar mi ciber-paladar con los nuevos episodios de la serie Silicon Valley, la cual demuestra que los personajes creíbles y guiones inteligentes nunca serán reemplazados por techno-babble. Cualquier idiota puede buscar sintaxis básica de Unix en Google; pero no cualquiera puede escribir una buena película al respecto.
Calificación: ~$ cd /calif/blackhat/5 (¿ven?)
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Monday, May 11, 2015
Tan Negro Como el Carbón (Black Coal, Thin Ice - Bai ri Yan huo)
Síntomas: En 1999, el Inspector Zhang (Fan Liao) fue gravemente herido durante la investigación de varios grotescos asesinatos, y terminó renunciando a la fuerza policíaca. Cinco años después Zhang es un guardia de seguridad alcohólico y abatido; pero cuando aparece una nueva víctima, el ex-policía decide investigar el caso por su cuenta. Y, si logra sobrevivir, tal vez encontrará una nueva razón para reconstruir su vida.
Diagnóstico: He visto varias películas chinas (sobre todo en los noventas, la época dorada de Hong Kong), pero creo que Tan Negro Como el Carbón es la primera cinta (que yo haya visto) auténticamente china, pues abraza la idiosincrasia nacional y nos ofrece una reveladora mirada a la cultura de aquel país... al menos como era hace diez años.
Tan Negro Como el Carbón también es un interesante thriller policíaco por derecho propio. Su argumento emplea muchos elementos del clásico noir: el detective fracasado, un misterio confuso pero vagamente lógico, y la obligatoria mujer fatal que podría ser culpable de los crímenes o inocente víctima de las circunstancias. Sin embargo el director Yi'nan Diao filtra estos componentes a través de su particular sensibilidad, y el resultado es tan simple y natural que raya en lo prosaico... lo cual, curiosamente, hace la película mucho más intensa que las estilizadas obras de John Woo y Tsui Hark realizadas en aquella "época dorada". Por ejemplo, cerca del principio hay una balacera muy corta, filmada casi con apatía... la cámara está a una distancia media y apenas se mueve. Pero el impacto de la escena es tremendo, manifestando la facilidad con la que puede llegar la tragedia, libre del artificio y adornos que acostumbramos encontrar en películas de otros países (bueno, de los Estados Unidos).
Esto no significa que Tan Negro Como el Carbón se sienta plana o superficial. El "anti-estilo" de las escenas y su minimalista estética es obviamente intencional, subrayando las opacas vidas de los personajes y el desolador entorno social de pobreza y corrupción, donde la dignidad y la "corrección política" son prácticamente inexistentes. Y todo eso enmarcado en una gris atmósfera invernal, lista para pisotear aún más el espíritu humano.
Pero, bueno... como dije al principio, Tan Negro Como el Carbón triunfa como innovadora interpretación del neo-noir contemporáneo, engañándonos con pistas falsas, ofuscando nuestra percepción y guardando las revelaciones para un final tan austero y enigmático como el resto de la cinta (¿quizás se perdió algo importante en la traducción?). Su lento ritmo y oblicua narrativa quizás no sean compatibles con el público casual, pero quien disfrute el reto de algo nuevo e inusual seguramente apreciará la intención del director Diao y su extraño estilo ordinario/onírico. Es como Basic Instinct filmada con la casual indolencia de Napoleon Dynamite. Suena terrible, pero de algún modo funciona.
Calificación: 8.5
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Friday, May 8, 2015
El Año Más Violento (A Most Violent Year)
Síntomas: A principios de los ochentas el empresario Abel Morales (Oscar Isaac) y su esposa/administradora Anna (Jessica Chastain) tratan de mantener vivo su negocio de combustible para calefacción en la ciudad de Nueva York, luchando contra la desleal (y a veces violenta) competencia de sus rivales, la corrupción gubernamental y la constante amenaza del crimen organizado. ¿Hasta dónde estará dispuesto a llegar Abel para proteger sus intereses y su familia?
Diagnóstico: "Los problemas y retos de una empresa de calefacción" no parece un tema muy atractivo para una película, pero el escritor/guionista J.C. Chandor sabe enfocar la narrativa en la turbulencia interna de los protagonistas, convirtiendo esta engañosamente simple historia en un absorbente estudio de carácter cuya principal directiva consiste en mostrar las reacciones y evolución de los personajes ante los eventos que alteran su modesto entorno. También conviene aclarar que hay muy poca violencia física en El Año Más Violento, pero su invisible presencia acecha en el fondo de cada escena, de cada actuación y decisión del director, consiguiendo así una sensación de inquietud y tensión que trasciende los límites de un simple thriller semi-histórico.
El "año violento" del título es 1981, cuando la ciudad de Nueva York sufrió el mayor índice de criminalidad en su historia reciente. Supongo que otros directores hubieran preferido mostrar esos crímenes y la noble cruzada de algún policía rebelde para detenerla. Pero Chandor prefiere examinar el lado humano, al mismo tiempo más simple en su forma, pero infinitamente complejo en su fondo. Esto hace la película más interesante, profunda... y también un poco lenta, con escena tras escena de vehementes discusiones sobre contabilidad, lealtad y estrategias de bienes raíces. No es la estructura más dinámica, pero los actores la compensan con increíble intensidad y precisión, dando vida a sus personajes y sumergiéndonos en la marea de conflictivas emociones que experimentan a lo largo de la historia.
Oscar Isaac lleva la mayor parte del peso dramático, y lo sostiene con abundante talento y aplomo, pero también me impresionó Jessica Chastain como su indomable esposa Anna, quizás más ambiciosa y decisiva ante las disyuntivas éticas que encuentran en el camino. Albert Brooks (casi irreconocible) aporta pragmático sentido común en el papel de abogado con menos escrúpulos que su puntilloso cliente; y el genial David Oyelowo destaca como el agente federal con ocultas ambiciones que podrían nublar su sentido del deber.
También merece mención la excelente cinematografía, diseño de producción y sutiles efectos especiales que nos transportan al Nueva York de los ochentas, en franco camino al colapso urbano de la época pre-Giuliani. Y lo mejor es que logran capturar esta atmósfera sin afectaciones ni excesivas intervenciones de cultura "pop" (traducción: no esperen una banda sonora repleta de música disco o new wave). Cabe señalar que las más inmundas y decrépitas locaciones de este "Nueva York" ochentero se filmaron en la actual ciudad de Detroit. Triste realidad, como vimos recientemente en Lost River.
Quizás El Año Más Violento no cumple lo que promete su título, pero nos ofrece algo mucho más valioso: una historia madura y muy satisfactoria que vale la pena ver a pesar de su lánguido ritmo y ocasionales tropiezos melodramáticos (como cierta escena final que se siente un poco exagerada e innecesaria... como si el director no tuviera confianza en la resolución natural del argumento). No quiero crear expectativas irreales, pero El Año Más Violento me pareció una versión sin mafiosos de Goodfellas, como la hubiera dirigido Peter Bogdanovich o Hal Ashby en los setentas; mucho menos estilizada que la de Scorsese, pero con similar pasión por las áreas grises entre ley y supervivencia, entre ambición y dignidad, donde la medida del individuo no depende de su poder, sino de su convicción e integridad. Abel Morales no es un ángel ni un mártir, y podría ser tan criminal como sus rivales, pero hay una gran diferencia en su carácter que hace fascinante esta película. Un gran logro para un relato sobre combustible de calefacción.
Calificación: 9
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Wednesday, May 6, 2015
Not Safe For Work
Síntomas: Tom Miller (Max Minghella) trabaja para una importante firma legal que está manejando varios juicios millonarios... y el día que lo despiden queda accidentalmente atrapado en el edificio con un asesino de incierto propósito que a toda costa quiere entrar en los archivos de la empresa.
Diagnóstico: Yo hubiera pensado que después de dirigir la exitosa Captain America: The First Avenger, el veterano cineasta Joe Johnston entraría a las "grandes ligas", realizando exclusivamente "blockbusters" y películas de alto perfil. Pero no; su nuevo proyecto resultó ser un modesto thriller legal directo a video casero... lo cual no tiene nada de malo. El problema viene cuando descubrimos que no es particularmente bueno o interesante.
Not Safe For Work (el engañoso título sugiere algo pornográfico, pero no hay tal cosa; simplemente se refiere al entorno de cubículos donde se desarrolla la historia; aunque, por otro lado, podría ser un sutil truco para engatusar a quienes querían rentar algo más "adulto") cuenta con los apropiados ingredientes de un thriller moderno: un protagonista inteligente con justa motivación; siniestros villanos corporativos dispuestos a todo para preservar sus ganancias; y el obligatorio uso de tecnología para resolver (o crear) problemas e incrementar la tensión. Desafortunadamente la combinación de estos ingredientes resulta bastante insípida, con una estructura fluida y accesible pero emocionalmente vacía, que no consigue enganchar al espectador.
Mientras esperaba pacientemente el final de este inocuo thriller, estuve tratando de encontrar el elemento faltante. ¿Sería sangre, violencia o sexo? Lo dudo. Incluso cabe suponer que el libreto de Not Safe For Work parecía atractivo en papel, pues aunque no ofrece grandes despliegues de ingenio o creatividad, la trama es eficiente y concisa, eliminando todo relleno y llevándonos de un evento a otro sin ofuscarnos ni apoyarse en excesivas "coincidencias" (la clásica herramienta del guionista atrapado en su propio libreto). No... creo que podemos atribuir toda la culpa a Joe Johnston, un director usualmente hábil y seguro que en esta ocasión no supo "medir" correctamente el material y aplicó menos energía de la necesaria para darle vida a la película. Y también podría decir algunas cosas del elenco que rara vez consigue expresar la urgencia y peligro de las situaciones que atraviesan sus personajes. Max Minghella, Christian Clemenson y Eloise Mumford encajan bien en sus papeles... teóricamente. Pero en la práctica parecen tan apáticos como el director, cumpliendo sus deberes narrativos sin aportar suficiente personalidad para transmitir sus (ausentes) emociones.
Para ser justos, si no supiera que el director de Not Safe For Work es Joe Johnston, quizás la recomendaría como un mediano thriller apropiado para "streaming" durante una tarde perezosa, como fondo mientras respondo correos o me pongo al corriente en Feedly. Pero viniendo del director de Captain America: The First Avenger, The Rocketeer, y Honey, I Shrunk the Kids, se siente como una inexplicable anomalía, incluso si Johnston estaba tratando de "limpiarse el paladar" de efectos especiales y grandes presupuestos (para el caso ya había hecho algo similar con el sobresaliente drama juvenil October Sky). Solo queda esperar que este egresado de Industrial Light & Magic (de la vieja escuela) regrese pronto a lo que sabe hacer, y que no haya perdido el gusto por contar buenas historias con mayor entusiasmo y convicción que Not Safe For Work. Y con títulos que no evoquen el horario nocturno de Cinemax.
Calificación: 6.5
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Tuesday, May 5, 2015
Parallels
Síntomas: El padre de Ronan y Beatrix Carver (Mark Hapka y Jessica Rothe) desaparece, dejando un misterioso mensaje que los lleva a un edificio abandonado, donde encuentran pistas inexplicables... y quizás una entrada a otra dimensión. O dimensiones.
Diagnóstico: Para simplificar las cosas voy a comenzar este escrito con un pseudo-spoiler que no tiene relación con el argumento de Parallels, sino con su naturaleza misma. Creo que revelar su origen desde el principio ayudará a disculpar algunos de sus defectos y a reducir la decepción que acecha al final de la cinta. Este es el pseudo-SPOILER: Parallels es obviamente un "programa piloto" que nunca se convirtió en serie televisiva. Entonces, al igual que otras "películas" como High Moon y The Sound of My Voice, la historia termina justamente cuando se estaba poniendo interesante, dejándonos con la frustración de un fascinante misterio sin respuesta, que sus creadores esperaban desarrollar a lo largo de muchos episodios... y no en ochentas cortos y provocativos minutos.
Para ser justos, esto no disculpa automáticamente todos los problemas del libreto ni los burdos personajes de Parallels, pero ubica la cinta en un contexto más flexible, y quizás un poco menos exigente, que favorece la apreciación de sus múltiples aciertos y buenas ideas.
Como su nombre sugiere, Parallels sigue a un grupo de jóvenes en sus aventuras multi-dimensionales, que comienzan cuando descubren un misterioso edificio con la facultad de transportarlos a versiones alternas de la Tierra, donde los eventos históricos siguieron distintos caminos, a veces con efectos positivos y a veces catastróficos. La premisa central es bastante atractiva (y, por cierto, bastante similar a la de Sliders, aquella serie noventera con Jerry O'Connell y John Rhys-Davies); el estilo visual es simple pero bien realizado, con efectos especiales minimalistas que ayudan a contar la historia sin convertirse en un hueco muestrario de trucos digitales. En el plano narrativo existen amplias oportunidades de crear variadas sub-intrigas conectadas orgánicamente con el gran misterio principal: ¿Quién construyó el edificio? ¿Con qué propósito? ¿Qué es “el contagio”?
Parecería que estoy revelando demasiado, pero todo esto ocurre durante los primeros quince o veinte minutos de Parallels, lo cual es testimonio de su enorme ambición y dinámico ritmo. No sé si sus creadores (Laura Harkcom y Christopher Leone) hubieran encontrado material para sostener más de una temporada, pero sin duda me hubiera gustado averiguarlo.
Por el lado negativo, los personajes son terriblemente blandos y superficiales, por no mencionar selectivamente estúpidos y propensos a tomar las peores decisiones posibles en momentos de crisis... excepto cuando necesitan hacer brillantes deducciones para impulsar la trama. Sin embargo este tipo de fallas son comunes y hasta disculpables en cualquier "piloto", y pueden resolverse con futuros ajustes a la premisa, o un poco de "re-casting" creativo.
Desafortunadamente nunca veremos esta hipotética evolución de Parallels. Evaluándola por sus propios méritos como película me pareció bastante entretenida, con suficiente imaginación y destellos de genialidad para compensar sus enormes agujeros lógicos e inconsistentes actitudes de los unidimensionales personajes. Y, desde luego, ese final abrupto pero lleno de potencial no hace las cosas más fáciles de digerir. Sin embargo, sabiendo todo esto por adelantado podría ayudar a aceptar lo inevitable, y disfrutar sus virtudes mientras imaginamos lo que pudo haber sido. Supongo que en una dimensión alternativa Parallels se convirtió en una larga y exitosa serie televisiva... o quizás fue como FlashForward, Heroes o Helix, empezando muy bien para derrumbarse casi de inmediato. Quizás sea mejor quedarnos en la ignorancia.
Calificación: 7.5
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Monday, May 4, 2015
Cake
Síntomas: A consecuencia de un trágico accidente Claire Bennett (Jennifer Aniston) tiene graves cicatrices físicas y psicológicas, y trata de aliviar estas últimas con terapia de grupo. Pero cuando otra mujer del grupo se suicida, Claire comienza un extraño ciclo obsesivo que podría sumirla aún más en la depresión, o ayudarla a reconocer sus propios problemas.
Diagnóstico: Estaba listo para declarar la película Cake como otro auto-indulgente capítulo en la saga de "los problemas de la gente bonita", lo cual se ha vuelto bastante común en el cine independiente. Y ciertamente Cake comparte elementos con ese tipo de películas. Sin embargo el astuto libreto de Patrick Tobin y la potente actuación de su actriz principal añaden una devastadora honestidad emocional que terminó desinflando mis prejuicios, para dar como resultado una experiencia profunda y satisfactoria... aunque rápidamente olvidable por sus trillados temas y simplista manufactura.
De cualquier modo me dio gusto encontrar a Jennifer Aniston en un papel que aprovecha su legítimo talento, en vez de simplemente explotar su fama como "celebridad". Aniston también aparece en los créditos como co-productora de Cake, y se antoja posible que la frustración con los mediocres roles que normalmente le ofrecen la inspiró a tomar el control de su carrera desde detrás de las cámaras. Bien por ella; ojalá otras actrices como Judy Greer, Brie Larson y Aisha Tyler tomen nota.
Y, bueno, nunca está de más crear un papel que requiera afearse un poco para atraer esos premios de actuación. A fin de cuentas no ganó, pero Aniston obtuvo un par de merecidas nominaciones; sin embargo Cake no parece suficientemente accesible o "feel good" para convertirse en contendiente real de las grandes ligas.
En algunas ocasiones he expresado mi desagrado por películas dedicadas a regodearse en el sufrimiento de una persona o una pareja (ejemplos: 21 Grams, Rabbit Hole, Reservation Road). No sé si ya cambió mi perspectiva por estar más viejo, o si esta vez encontré una variación correcta de esa fórmula; pero, por la razón que sea, me gustó Cake a pesar de usar un argumento muy similar. La protagonista es un poco monótona, y su arco dramático avanza con incierto ritmo, dando dos pasos para atrás por cada paso hacia adelante; afortunadamente Aniston cuenta con el apoyo de Adriana Barraza en el papel de su leal ama de llaves Silvana, cuya inagotable compasión y perspicaz audacia para decir lo que está pensando el público forman un buen balance con los caprichos de Claire, haciendo a estas mujeres tan complementarias en el plano espiritual como son opuestas en el plano social; la mezcla de sus contradictorias perspectivas salva la película, y evita que Cake degenere en un sórdida letanía de sufrimiento sin mensaje ni propósito narrativo.
El punto fuerte de la cinta son desde luego las escenas con Aniston y Barraza, pero eso no limita el lucimiento de muy competentes actores secundarios que apoyan desde la periferia, logrando que cada escena tenga la resonancia necesaria para complementar el acertijo emocional de Claire. Entre ellos puedo mencionar: Anna Kendrick como la mujer suicida, Sam Worthington como el confuso viudo, y Chris Messina como el ex-esposo de Claire, siempre solícito pero temeroso de que sus intentos de ayuda terminen por alejarla más.
Además de las actuaciones, Cake ofrece un inteligente planteamiento de una situación complicada y al mismo tiempo muy humana y común; y una sensibilidad que difiere de otros dramas independientes por evitar las cómodas trampas en las que podría caer si se dejara llevar por los más obvios elementos de la historia (por ejemplo, "el romance soluciona todos los males"). Sin embargo Cake no es un producto muy comercial, ni ofrece falso optimismo o fáciles soluciones para las imposibles disyuntivas que atormentan a la protagonista, de modo que puede sentirse un poco pesada... y paradójicamente ligera por la falta de conexión con el espectador. Pero nada de esto impide recomendarla para seguidores del cine "indie" que no requieran finales felices (o siquiera trágicos) para quedar satisfechos... simplemente una "rebanada de vida" sincera y densa en algunas partes, con sabor un poco amargo pero bien preparada y servida. Perfecto entremés mientras llega el plato fuerte... aquella hipotética reunión de Friends que constantemente se rumora. ¡Anímate, Ross!
Calificación: 8
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Friday, May 1, 2015
Los Vengadores: Era de Ultrón (Avengers: Age of Ultron)
Síntomas: La inteligencia artificial llamada Ultrón (voz de James Spader) fue diseñada para proteger a la humanidad, pero al tomar conciencia decide que será mejor destruir el mundo. Entonces los Vengadores deben actuar para detener a Ultrón, así como a sus dos ayudantes humanos, Pietro y Wanda Maximoff (Aaron Taylor-Johnson y Elizabeth Olsen), cuyos poderes podrían destruir al equipo... o, peor aún, separarlo.
Diagnóstico: Joss Whedon lo hizo de nuevo. Sí, de nuevo infló la película con demasiados personajes, escenas de acción sobre-elaboradas y un libreto ocasionalmente confuso con muy visibles costuras donde no pegaron bien los dispares elementos de la historia. Aún así me gustó mucho, y ya quiero verla de nuevo.
La razón es que las partes buenas me parecieron excelentes, mientras que lo "malo" se olvida casi de inmediato gracias al diestro manejo de carácter y divertidos diálogos, que no solo están dedicados a los clásicos chistoretes de Whedon, sino al genuino desarrollo de los personajes. Como en las mejores películas de Marvel, terminé disfrutando la amena interacción de los Vengadores tanto o más que las épicas batallas, que por primera vez acompañan la destrucción urbana con auténticos esfuerzos por salvar vidas, tal como deberían hacer los superhéroes (¿estás escuchando, Zack Snyder?)
A estas alturas los actores conocen perfectamente sus papeles, y Whedon les da amplia oportunidad de refinar la dinámica del equipo, introduciendo algunas sorpresivas revelaciones que manifiestan la parte humana de los "dioses" y añaden la vulnerabilidad necesaria para sentir el peligro, el peso moral de su acciones, y las causas detrás del conflicto, en vez de limitarse a incrementar la cantidad de efectos especiales que pueden atascar en cada costosísimo minuto de las épicas batallas.
Claro, con tantos personajes no todos pueden destacar todo el tiempo; siento que Thor (Chris Hemsworth) y el Capitán América (Chris Evans) adoptaron roles casi secundarios para dar más espacio al resto del elenco, aunque desde luego no se ven ignorados... todos tienen escenas de lucimiento individual y en equipo. Pero parece justo, en vista de que ambos cuentan con exitosas franquicias; y de cualquier modo Whedon sabe balancear el presente con las sutiles semillas que rendirán fruto en el futuro. En particular me gustaron las "semillas" que sugieren el más tenue atisbo de Civil War, The Infinity Gauntlet (bueno, no muy sutiles) y hasta la posibilidad de Planet Hulk (estoy especulando... no se emocionen demasiado).
En cuanto a las nuevas adiciones, Aaron Taylor-Johnson se siente demasiado ligero (ja, ja) como Pietro Maximoff (alias Quicksilver, aunque nunca mencionan ese nombre en la película); supongo que me costó trabajo olvidar el excelente trabajo de Evan Peters cuando interpretó al mismo personaje en X-Men: Days of Future Past. Por su parte, Elizabeth Olsen tiene más sustancia como Wanda (alias Scarlet Witch, aunque nunca mencionan, etc.) Su arco dramático es corto pero interesante... y sus poderes se mantienen tan ambiguos como en los comics. Fue una decisión bastante audaz incluirla en el universo cinematográfico, tomando en cuenta su irregular historia en la mitología de Marvel. Y no me digan que fue para preservar la continuidad original, pues Los Vengadores: Era de Ultrón no parece interesada en seguir fielmente la historia pasada o presente de los comics... incluyendo el reciente mega-evento "Age of Ultron" (lo único que tiene en común es el villano). De hecho, quizás hubiera sido más lógico introducir nuevos Vengadores con más "futuro" en los planes del estudio, por ejemplo Carol Danvers o Stephen Strange (sí, ambos han sido miembros de Los Vengadores). O, para no ir más lejos, Hank Pym, el original creador de... uf, perdón. Ya estoy entrando al delirio del fanboy. Será mejor distraerme un poco ¿Me da tiempo de verla de nuevo hoy? No sé... ya es tarde y tengo que terminar este escrito.
En fin, regresando a lo importante, Los Vengadores: Era de Ultrón me dejó satisfecho en el nivel narrativo y visual a pesar de algunos dudosos efectos especiales, lo cual no es de extrañar tomando en cuenta la cantidad de estudios de animación que participaron en ella. Y lo mejor es que la película no se siente como una escala en el camino de la "Fase 2" de Marvel, sino como una historia sólida y muy entretenida que pone igual énfasis en la acción y el melodrama, concluyendo con la satisfacción de un relato bien contado, y con la promesa de más y mejores cosas en el futuro. En el marco del Universo Cinematográfico de Marvel (MCU), diría que Los Vengadores: Era de Ultrón me gustó un poco menos que Captain America: The Winter Soldier, y más o menos lo mismo que Iron Man 3, Thor: The Dark World y Guardians of the Galaxy. Pero el punto no es calificarlas por méritos individuales, sino disfrutar la existencia de un universo coherente y robusto, con infinitas oportunidades (y guanteletes infinitos) para dar vida a estos legendarios héroes. Ojalá pudiera decir lo mismo de DC Comics, cuyos personajes también me gustan... pero por algo Marvel está ganando. Saben que no es indispensable seguir al pie de la letra los eventos de los comics, siempre y cuando respeten su espíritu y nunca se muestren condescendientes con los fans. Cuando los cineastas son tan "fanboys" como el público, estamos en buenas manos.
Calificación: 9
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